jueves, 10 de abril de 2008

LA MADRE NATURALEZA NOS COBRÒ LA DEUDA

Dañaron sus entrañas, le saquearon sus bosques, huequiaron sus pulmones que nos proporcionan el oxígeno, arrasaron con sus cerros, sus árboles, rompieron con su ciclo vital, deforestaron todo lo que hubo a su paso, solo quedaron suelos indefensos, empobrecidos y deteriorados.

Hoy la madre naturaleza nos cobró la factura, cobró la deuda pendiente que teníamos con ella y fue tal la magnitud y convulsión que son visibles las consecuencias: desastres naturales por doquier, casas destruidas, muchas pérdidas materiales y un pueblo convertido en fantasma que ha pasado a la historia y nunca más se volverá a habitar.

El Centro Poblado del Aserradero y sus caseríos aledaños, fue por muchos años la riqueza de algunos, de ahí salían ingentes cantidades de madera que eran llevadas a la costa, los campesinos, sin una orientación adecuada convirtieron esos cerros y las márgenes del río Utcubamba en chacras de arroz, maíz y cereales. La consecuencia de todo este maltrato a la naturaleza fueron, huaycos, derrumbes y desborde del río Utcubamba, que arrasó con viviendas, animales y sembrìos y hoy lamentamos semejante tragedia que han vivido nuestros hermanos de estos pueblos que han quedado en la orfandad.

Pero, ¿Quiénes son los verdaderos culpables de la destrucción paulatina de la naturaleza? ¿Qué hemos hecho con la naturaleza tan cuidada y valorada por nuestros antepasados y hoy tan vapuleada por el hombre? ¿Cómo es posible que aquello que duró miles de millones de años en crearse, el hombre, el enemigo más poderoso de la naturaleza lo esté acabando solo en años?

Todavía no somos conscientes sobre la importancia que tiene el cuidado de la naturaleza, todavía no entendemos el valor de cuidar lo poco valioso de vida que queda sobre la tierra. La vida, como dicen los ecologistas, es un ciclo, un círculo, un sistema, una rueda que rueda desde hace millones de años. El bosque que cuida al aire, el aire al río, el río al bosque. Todo depende de todo, también nosotros, los seres humanos. Este complejo sistema da vida a nuestro planeta, sistema indivisible por donde se le quiera tocar.

Los europeos respiran el oxígeno de la Amazonía de Brasil y Perú, el carbón quemado en China eleva la temperatura en Bolivia, el cloro de los refrigeradores en el Caribe produce cáncer de piel en la Antártica, la radiactividad de las bombas nucleares con que Estados Unidos amenaza a otros países pone en peligro a toda la Humanidad, incluido a Estados Unidos; los seres humanos tenemos nuestras vidas entrelazadas con la tierra.

Hoy, mientras usted lee este artículo, en el mundo están desapareciendo 50 especies vivas, entre vegetales y animales, hoy, como todos los días del año, están desapareciendo 50 mil hectáreas de bosque húmedo, cada segundo que pasa, mil toneladas de manto orgánico se pierden por la deforestación y los daños ambientales. Cada segundo, la Tierra pierde mil toneladas de tierra, y el hombre se ha convertido en su mayor genocida y destructor.

Salvemos pues lo poco que todavía queda de ella, para salvarnos a nosotros mismos. La cultura ambiental tiene que ingresar como una de las políticas prioritarias en la educación y en los estamentos públicos y privados, la Dirección Regional de Educación, INRENA, el Ministerio de Agricultura en alianza con los gobiernos locales y las entidades privadas son los llamados a convocar a todos los sectores para promover una gran movilización por la protección, mejoramiento y reforestación del medio ambiente y revertir el fenómeno destructivo incontrolado de agresión humana a la naturaleza.
Como ciudadanos responsables, empecemos por lo más elemental, no arrojemos basura en las calles, cuidemos los ríos, sembremos árboles y que sean los niños quienes las cuiden, para que aprendan a querer a la naturaleza, no desperdiciemos el agua en casa, cerremos los caños, cuidemos la energía eléctrica, apaguemos los focos, estas y otras medidas ayudarán sustancialmente a incorporar poco a poco la cultura medioambiental en nuestra vidas y la vida que les depara a nuestros hijos.

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