miércoles, 21 de octubre de 2009

LA LUCHA CONTRA EL HAMBRE

Cada minuto 100 personas se hunden en la pobreza extrema

El 17 de octubre de cada año, a partir de 1993, la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) la ha declarado como el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, según Resolución 47/196, con el propósito de promover mayor conciencia en la erradicación de la pobreza y la indigencia en todos los países, necesidad que se ha convertido en una de las prioridades del desarrollo.
Según el Informe del Costo de Hambre presentado este año por la ONU y la FAO, en el mundo son 1,020 millones de personas quienes sufren hambre, en América Latina y el Caribe se elevaron a 53 millones. El flagelo mantiene a 15 millones de niños menores de cinco años con desnutrición crónica, siendo las poblaciones infantiles de Guatemala, Bolivia, Honduras, Perú y Ecuador las más afectadas. Estas cifras catastróficas nos demuestran que cada minuto 100 personas se hunden en la pobreza extrema, es decir 1 de cada 6 habitantes del planeta.
En relación al Perú, el informe ha remarcado avances en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Según la ONU, la pobreza extrema fue reducida en el país a 12,6% en el 2008, una cifra muy cercana a la meta planteada de 11,5% para el 2015. El Perú estaría a punto de cumplir con la meta de reducir sus índices de pobreza extrema a la mitad del 23% registrado en 1991. Se señala que entre el 2004 y el 2008 la brecha de pobreza en promedio se redujo en 5,1 puntos porcentuales, sin embargo también la ONU ha aclarado que la meta de reducir la desnutrición global registra un 81% de cumplimiento, pero la desnutrición crónica afecta a más del 20% de los niños menores de 5 años y la anemia al 56,8% de los menores de tres años. El informe alertó que “en los últimos años no se ha observado una mejora significativa”.
Al respecto, Federico Arnillas, presidente de la Mesa de Concertación para la Lucha contra la Pobreza (MCLCP), ha sostenido que para medir la pobreza monetaria, en 1997 el INEI la definió por una Canasta Alimentaria conformada por 52 productos básicos consumidos por los hogares peruanos, pero este patrón de referencia no se ha actualizado, por lo que es probable que el nivel de pobreza actual no sea de 36,2%, como se indica. Aunque, dados los cambios económicos de los últimos años, es difícil determinar si la pobreza sería mayor o menor. Pedro Francke, otro reconocido economista, sobre lo mismo, ha manifestado que el INEI debería considerar los precios de insumos no alimentarios del área rural. “El INEI mide la pobreza sin considerar que los productos que se venden en el campo no cuestan lo mismo que en la ciudad”.
Conviene recordar que ya la MCLCP en el documento Futuro sin Pobreza. Balance de la lucha contra la pobreza y propuestas, sobre los impactos en la evolución de la pobreza han manifestado que “Los resultados han sido bastante débiles con respecto al ritmo de crecimiento económico en el país. Mientras que la economía creció aproximadamente 25 por ciento en el periodo 2001-2006, la población en pobreza solo disminuyó aproximadamente 3 puntos porcentuales y, atendiendo a la movilidad de la pobreza, dos de cada tres peruanos continuaron siendo afectados por la pobreza en algún año de dicho periodo”. (MCLCP: 2007).

Como podrá notar amable lector, la pobreza es y sigue siendo uno de los principales flagelos al que nos enfrentamos los peruanos. Ya el relator especial de la ONU para el Derecho a la Alimentación, el belga Olivier de Schutter, ha asegurado que la lucha contra el hambre se puede ganar si se fomentan las inversiones en agricultura familiar más que en la producción de grandes volúmenes, para lo cual se requiere la aplicación de políticas y programas sociales sostenidos a largo plazo. Por otro lado, el mismo Programa Mundial de Alimentos (PMA) han sostenido que se necesita alimentar la mente para cambiar la vida de las personas, es decir que la educación es vital para la lucha contra el hambre y la pobreza. La educación básica es una de las formas más eficaces de mejorar las economías y crear comunidades instruidas, autosuficientes y saludables.
La tarea la tienen nuestros gobernantes y la sociedad civil hacerlas que se cumplan.